martes, 4 de noviembre de 2008

Mariposas y sapos

Cuando regresé del sur me esperaba otro sur distinto.
En mi estómago sentía volar las mariposas. Mis ojos se iluminaron con un brillo extraño y nuevo semejante a un serena tempestad. Anduve sola. No había huellas que seguir, sólo un paisaje imaginario qaue no me dolió pintar. Lleno de curvas, humedades, lleno de jeroglíficos tatuados en la piel.
Semanas después, ignoro porque extraña metamorfosis, las mariposas se transmutaron en sapos. Los oigo cantar noche y día. Y como es tiempo de lluvias y tristezas, sus letanías me van calando los huesos, llenando mis estanques de abrazos que no tuve, de tu sueño tan breve, de la incertidumbre de no haberte amado nunca.
Y es inevitable que la gente me mire. Que a mi paso los ojos ausentes de la gente recalen en ni paso. A veces no puedo remediarlo. Me giro y sonrió: "No son gases caballero, son los sapos que anuncian lluvias, soledades, tangos".
Qué he de hacer para aliviarlos. Intento disculparme. Explicarles que la naturaleza humana es así de miserable, chaquetera, ridícula.
Bebo agua para que naden a gusto.
Mis sapos cancioneros.
Hermosos.
Cautivos.

Claudicar y muriendo (Angeles Mora)

A rastras se te acerca
y te lame las piernas,
perro fiel, con sus ojos de agua,
y te tiende las manos,
y te pide socorro.

Y tú le miras
como un sol que se cae
sin poder detenerse,
y le tiñes de rojo,
y el pecho le traspasas
con tus ojas de cobre.

A rastras se te acerca,
asomado a una lágrima,
y una luz criminal
le muerde en el silencio.

Malherido,
dando vueltas,
aullando se estremece.

Tú, miserables,le acaricias,
mientras tu corazón está muy lejos.

(De Pensando que el camino iba derecho)