jueves, 19 de junio de 2008
El gato Plin (alias Mo)
Mi gato se llamaba Plin, un nombre un tanto curioso, para muchos raro. El caso es que su nombre primero, el que le puso mi hermana antes de quedarse embarazada y "encasquetármelo" a mí, era Lin, pero Ana y yo coincidimos en que nos resultaba demasiado pretencioso para un animal que, además, tenía una madre con pedigrí (al menos eso decían). Lo cierto es que de inmediato pensamos que lo mejor era enderezar el rumbo de este felino que amenazaba con convertirse en un animal pijo tanto por su descendencia como por su nombre. Ya que los genes no había quien los cambiara decidimos modificar lo que sí estaba a nuestro alcance, y se quedó Plin, primero, porque era una especie de quedada (a mí plin) y segundo, porque sólo tuvimos que añadir una letra a su primer nombre. Así, Plin llegó a nuestras vidas, la mía, la de Ana y la de mi hermano Salvador para quedarse definitivamente y dejar en nosotros una huella imborrable cuya dimensión fuimos incapaces de imaginar. Mo (su segundo nombre) era, como todos los felinos, un animal curioso que iluminó nuestros días sin ningún esfuerzo, siendo él. No cambió nunca. Fue un erre que erre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario