Es difícil encontrar una belleza más salvaje y auténtica que la que exhiben estos grandes felinos.
Nuestra mirada, tan domesticada, los mira parcialmente sin poder abarcar todo lo que representan. Entre el asombro y la incredulidad, admiramos. Poco más...
A medio camino de olvidar definitivamente nuestros vínculos e instintos, este breve contacto con lo indomable nos abre los ojos ante horizontes que nunca podremos conquistar, por que están fuera de nuestro alcance (así lo espero).
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