Gato MO, todo era más fácil cuando tú estabas.
Regresaba a casa buscando tu voz,
el hueco de tu cuerpo,
tu invitación a la confidencia,
tu rotunda compañía.
Creo que nunca me sentí más entendida como cuando tú elegías mirarme.
Ahora, tu recuerdo se escapa.
Yo lo mantengo caliente. Le doy el calor de mis besos.
Y recuerdo tu infancia loca,
de risas desatadas,
de azoteas ajenas,
de acechanzas y rincones prohibidos.
Recuerdo tu elección.
Tu vocación.
Tu amor inmenso.
Me siento huérfana.
Ojala estuvieras aquí,
pero no estas.
En cambio,
guardo todo lo que tú me enseñaste.
Mi compañero, mi igual, mi custodio.
Ya no te lloro.
Salvo cuando me puede la nostalgía.
Ya sabes, un buen día me volví de lágrima fácil.
Sé que me perdonaste todo,
tu amor era extenso
libre
sabio.
Si pudiera aprender lo que tú siempre supiste.
Felino.
Animal.
Alma sola.
2 comentarios:
Precioso poema.
Qué bueno que te hayas pasado por aquí, por este rincón escondidísimo en el que me reencuentro con lo que realmente soy, un animal (como me gusta esta palabra). Ya ves, empecé este blog porque Mo es una ausencia importante pero también un aliento imprescindible. Después, casi todo he querido construir este espacio para hablar de ellos y con ellos. Y me encanta que, muy de vez en cuando, un alma felina se descuelgue de este tejado. Gracias por tus palabras.
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